El proyecto Médano Blanco, comenzó en el año 2006 con la UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores) y su Secretario General Gerónimo Venegas, cuando un grupo de geólogos constató la posibilidad de existencia de aguas termales en la zona. Al poco tiempo se comenzó con la gran inversión en equipos de excavación hasta finalmente lograr el resultado esperado, efectivamente el hallazgo de las aguas. Luego se daría inicio a las obras correspondientes a cargo del arquitecto Roberto Rago, para este magnífico emprendimiento.
El nombre Médano Blanco está directamente relacionado con los inicios de la historia de Necochea. Esa ligazón, se remonta a la fundación de la ciudad. Los primeros navegantes que bordeaban nuestras costas bautizaron con el particular nombre a este paraje sorprendente y de imponentes dunas marinas que se elevaban a orillas del mar. La duna, o médano propiamente dicho llamado “Médano Blanco” es una de las más altas de Latinoamérica, de alrededor de 100 metros de altura y es justamente quien le da el nombre a la estancia en la que la UATRE construye el centro turístico termal.
El antiguo casco de la estancia perteneció a la familia de Don Alfredo Rasmussen, un dinamarqués proveniente de la vieja Europa, con la idea de “hacerse la América” llegado con la corriente migratoria de fines del siglo XIX, se instaló en ese páramo virgen e inexplorado agrícolamente, junto a su familia, integrada por su esposa y siete hijos varones. El casco de la estancia es de estilo nórdico y para su construcción se tardó más de un año.
De aspecto exterior palaciego, se construyó grande para que los 7 hijos del matrimonio tuvieran lugar, debido a ser una familia numerosa necesitaban de gran espacio para su comodidad. La fiesta de inauguración fue en el año 1925. Hoy el antiguo casco, es el ícono del Complejo Termal y parte de esta nueva historia, que también está comenzando para la ciudad de Necochea.