Por todos es sabido que las termas eran una parte esencial de la vida en la antigua Roma. Puede que incluso la propia palabra «spa» sea el acrónimo de la expresión latina sanitas per aquas, es decir, «salud mediante el agua». Sin embargo, la industria de los balnearios despegó en el siglo XIV, cuando se descubrió un manantial de aguas termales y curativas en Valonia (Bélgica) al que los ciudadanos empezaron a referirse con la palabra «spa». Por suerte, este no es el único de Europa, sino que el Viejo Continente cuenta con numerosos destinos en los que practicar la hidroterapia. Si quieres saber dónde se encuentran los más hermosos y de mayor interés turístico, ¡sigue leyendo!
Bath, Inglaterra
La histórica ciudad de Bath debe su fama a los baños termales romanos que aquí se construyeron en torno al 60 d.C., cuando la urbe se llamaba Aquae Sulis («las aguas de Sulis»). Sulis era la deidad a la que los romano-británicos rendían pleitesía.
Baden bei Wien, Austria
Baden bei Wien no solo es un centro cultural y gastronómico, sino también un destino en el que cultivar la salud y el bienestar gracias a sus manantiales medicinales. Su fundación se remonta a la antigua Roma.
Spa, Bélgica
La ciudad de Spa produce y embotella su propia agua mineral, lo que le da aún más encanto a esta joya de las Ardenas.
Františkovy Lázně, República Checa
Los lugareños llevan disfrutando de las propiedades curativas de las aguas termales de Františkovy Lázně desde hace más de cinco siglos. Uno de sus visitantes fue el poeta, dramaturgo y estadista alemán Johann Wolfgang von Goethe.
Vichy, Francia
Esta histórica ciudad balneario de la región francesa de Auvernia-Ródano-Alpes fue la capital de la Francia de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial, desde 1940 hasta 1944. Dejando a un lado las connotaciones negativas, este destino sigue siendo famoso por su increíble agua mineral.
Karlovy Vary, República Checa
Karlovy Vary llegó a tener nada más y nada menos que 200 casas balneario a finales del siglo XVI. La ciudad cuenta con numerosas fuentes termales, lo que la convierte en uno de los destinos más codiciados por los amantes de la hidroterapia.
Bad Ems, Alemania
Situada a las orillas del Lahn en Renania-Palatinado, Bad Ems cuenta con fuentes termales ricas en bicarbonato de sodio. Este destino es conocido por la sal de Ems, la cual se puede beber e inhalar.
Montecatini Terme, Italia
Montecatini Terme dice tener la fuente termal más efectiva de Europa. Se trata de la ciudad balneario más grande y famosa de la Toscana, cuyas aguas se llevan utilizando para fines curativos desde la Edad Media.
Mariánské Lázně, República Checa
Mariánské Lázně es la segunda ciudad balneario más grande de la República Checa. Los primeros manantiales se documentaron en 1273 y desde entonces no han dejado de recibir visitas. Por aquí pasaron grandes personalidades como Strauss, Wagner y Kafka.
Caldas de Monchique, Portugal
Situada a unos 250 m sobre el nivel del mar, la imponente sierra de Monchique acoge uno de los spas más famosos del Algarve desde la época de los romanos. Aquí podrás rejuvenecer tus huesos y articulaciones en sus maravillosos manantiales.
Baden-Baden, Alemania
Baden-Baden significa «los baños de Baden.» La ciudad balnearia se alza sobre manantiales de aguas termales situados en la linde de la Selva Negra, a los cuales ya acudían los romanos hace siglos.
Luso, Portugal
Luso, en el centro de Portugal, es conocido por las propiedades curativas de sus aguas, las cuales pueden alcanzar los 26,6ºC y fluyen libremente por las fuentes públicas del centro de la ciudad. Águas do Luso, una de las mayores empresas portuguesas de agua mineral, tiene su sede aquí.
Budapest, Hungría
La capital húngara puede presumir de tener uno de los mayores balnearios medicinales del continente europeo, los Baños Széchenyi.
Budapest, Hungría
Pero eso no es todo: Budapest también cuenta con el Balneario Gellért, el cual forma parte del Hotel Gellért y lleva en funcionamiento desde 1918. Su estilo art nouveau hace que sea uno de los spas más fotografiados del mundo.